Desde que empezó el mes de Julio mi rutina ha cambiado. Antes llegaba a casa, e Iván tenía la comida preparada, lista para comer. Pero durante los meses de verano él tiene el horario de trabajo diferente, y yo me encargo de la comida.
Teniendo en cuenta que sólo tengo dos horas para comer y volver al trabajo, podría parecer misión imposible… pero no.
Creo que todo el mundo debería cocinar, preparar su comida al menos unos días a la semana. Esto va también por vosotros, a los que no os gusta cocinar.
Es curioso, pero a medida que pasan los días, se va desarrollando más mi intuición culinaria. Probar aliños diferentes, redescubrir condimentos olvidados en el fondo del armario…
No planeo que cocinar, simplemente me planto frente al frigorífico y empiezo a sacar: lechuga, zanahorias, remolacha, brotes de todos tipos, algún fruto seco… luego asalto la estantería o el armario: algas, chía, levadura de cerveza, semillas… y en un pis pas preparo una gran ensalada súper completa. Si lo acompañas con un tazón de gazpacho fresco que aguarda en la nevera, ¡divino!.
Cada día varío los ingredientes, el formato de presentación, pequeños detalles. Y voy notando como me apetecen unas cosas u otras, así que hago caso de esos sentimientos, ¡¡ hay que escuchar al cuerpo!!. Ahora estoy en fase algas…
Es importante dedicar un tiempo a nutrirnos, a preparar nuestros alimentos con amor y cariño, no sólo para los demás sino también para uno mismo.
La mujer, que es pura creación, sostén del hogar, puede canalizar a través de la cocina sus energías creativas, permitiendo que se manifiesten exteriormente. Y es que la cocina es un arte, no hace falta ser músico, pintor, escritor o bailarín, también a través de las creaciones culinarias hacemos arte.
Nos encanta escucharte. ¡Los comentarios son bienvenidos!.
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