Cuando haces la compra, ¿en qué te fijas?
¿Lees el etiquetado nutricional de los productos?
¿Sólo te fijas en las letras grandes delanteras?
Una alimentación saludable comienza en nuestras elecciones diarias, desde el acto de elegir que poner en nuestra cesta de la compra.
Es evidente que si llenamos nuestra nevera y despensa con alimentos sanos tendremos comidas más saludables en la mesa. Y que si la materia prima no lo es, nuestra alimentación tenderá a ser más desequilibrada.
La forma más sencilla de que la compra sea saludable es elegir aquellos productos, o más bien materia prima, que no necesita etiquetas para saber de qué se trata. Todos vemos que los brócolis son brócolis, los plátanos tampoco necesitan ninguna etiqueta, al igual que el resto de vegetales y frutas frescas.
Pero en nuestra cesta entran más productos que sí vienen empaquetados y traen etiqueta, y pueden ser maravillosos o no tanto. Todo dependerá de lo que lleve como ingredientes. Un ejemplo: la crema de cacahuete. Si sólo lleva cacahuete triturado es un producto fantástico. Si lleva cacahuete, aceite de palma, sal, azúcar… es la otra cara de la moneda. Otro caso serían por ejemplo las bebidas vegetales. Podemos leer agua y un 14% de habas de soja, o agua, 6% de habas de soja, azúcar añadido…
Por lo tanto, leer etiquetas de los productos es importante para cuidar tu salud. Lo que ocurre es que no siempre es fácil. Nadie nos ha enseñado cómo hacerlo o en qué fijarnos.
Nos gustaría compartir contigo algunos datos básicos para tener pistas sobre lo que conviene mirar para no volverse loc@ en el supermercado. ¡Toma nota!
Lo más básico que has de saber es que en la lista de ingredientes estos aparecen por orden de peso de mayor a menor.
Es decir, por ejemplo en un pan lees: harina de trigo, agua, levadura, sal. Traduciendo esto, tenemos un pan que lleva principalmente harina, en segundo lugar agua, menos levadura y sal en menor medida. Esto ya es una ayuda, aunque también hay que ver los ingredientes globalmente, pues a veces se hacen trampas, sobre todo con el azúcar, y se pone distinto nombre de azúcares añadidos (jarabe, fructosa, azúcar invertido, jugo de fruta… todo es azúcar añadido con distintos nombres) para que no sean el primer ingrediente por goleada
Saber esto ya marca un antes y un después en el momento de interpretar que lleva el paquete que tienes entre tus manos.
La mayoría de las veces que hemos visto hablar de etiquetado nutricional es fijándose en la tabla de valores nutricionales para ver las calorías, sal, azúcar… ¿Esto es así? En general, lo más apropiado es leer en primer lugar el listado de ingredientes, ver cuáles son y si detectamos algunos como sal o azúcar añadidas, entonces ya si vamos a ver la tabla de valores, por lo tanto no nos quedemos solo con la tabla. Comprobaremos si está dentro de los límites recomendables.
Leyendo los ingredientes también podemos encontrar a simple vista qué tipo de grasas lleva el producto, si es que lleva, ya que pueden ser de calidad, como el aceite de oliva virgen extra, o de muy baja calidad como el aceite de palma o las grasas hidrogenadas. Si esto aparece en el listado de ingredientes, quizás decidas que no necesitas ni siquiera mirar cuanta cantidad te aporta por 100 gramos, que es lo que ves en la tabla de valores.
Además de toda esta información, queremos recordarte que no todo lo que es ecológico es sinónimo de más sano. Lee siempre las etiquetas, puedes estar pagando más por algo que lleva ingredientes ecológicos pero no saludables, como por ejemplo mermeladas, cacao tipo desayuno, zumos de fruta…
Resumiendo:
Lee los ingredientes y si es preciso revisa después la tabla de valores nutricionales. No creas que ser ecológico garantiza que un producto sea saludable.
Cuéntanos, ¿tu sabes interpretar las etiquetas nutricionales? ¿Consideras que es importante hacerlo?
Nos encanta escucharte. ¡Los comentarios son bienvenidos!.