¡Feliz lunes!. ¿Has probado el mijo alguna vez?. Es un cereal muy interesante y versátil.
Además de tener un estupendo sabor, es rico en hierro, por lo que nos parece indispensable incluirlo regularmente nuestra alimentación.
Esta receta está pensada para darle a Antu cereales en un formato cómodo que él pueda manejar. Quedan muy compactas y el sabor es riquísimo. En este caso tienen un punto alegre que le da la remolacha.
La salsa no es la típica de tomate, es una sencilla de cebolla que es más ligera. Aunque lleva vino no hay problema porque se evapora al cocinarlo.
En este caso hemos frito las albóndigas, pero si lo prefieres puedes hornearlas para reducir el número de calorías.
Sea como sea, merece la pena que te arremangues y te pongas a la faena, porque son una pasada. ¡Prometido!.
Ingredientes:
Para 3 raciones.
Para las albóndigas:
– 1/2 Taza de mijo.
– 1+1/2 Taza de agua.
– 1 cebolla.
– 1 remolacha pequeña cruda o cocida.
– 100 gr de seitán (opcional).
– 2 dientes de ajo.
– 1 Cucharada de perejil fresco picado.
– 1 pizca de pimienta negra molida.
– 1 Cucharada de salsa de soja.
– Harina para rebozar (puede ser de trigo o garbanzo).
– Aceite para freír.
Para la salsa de cebolla y azafrán:
– 1 cebolla.
– 1 diente de ajo.
– 5 o 6 hebras de azafrán.
– 2 hojas de laurel.
– 1 Cucharada de harina.
– 50 ml de vino blanco.
– 300 ml de agua.
– 1 Cucharada de perejil picado.
– Sal al gusto.
Elaboración:
Ponemos el agua a cocer con un poco de sal en un cazo grande, cuando esté hirviendo, echamos el mijo y dejamos cocer durante 25 minutos a fuego medio. Pasado este tiempo, el mijo debería haber absorbido todo el agua y estará tierno. Reservamos mientras se enfría.
Por otro lado, picamos la cebolla en trozos pequeños y la ponemos en la sartén con un poco de aceite para que se vaya pochando. Pelamos y troceamos la remolacha. Cuando la cebolla esté dorada, añadimos la remolacha y el seitán troceado y rehogamos 5 minutos. Echamos 300 ml de agua y dejamos que cueza hasta que se consuma todo el líquido, si la remolacha aún no está blandita, ponemos más agua hasta que esté lista. Sacamos el sofrito de la sartén y lo picamos solo un poco con ayuda de un procesador o picadora. Solo queremos que no se vean trozos grandes para que quede bien integrado en la masa de las albóndigas.
En un bol grande, ponemos el mijo, el picadillo de remolacha, cebolla y seitán, el perejil picado, los dos dientes de ajo (bien machacados con un mortero o una prensa de ajos), la salsa de soja y la pizca de pimienta negra.
Amasamos con las manos y dejamos enfriar completamente para que se formen mejor las albóndigas.
Cogemos pequeñas porciones y le damos forma redonda. Las pasamos por harina y las vamos friendo en abundante aceite caliente. Les damos la vuelta para que se hagan de manera uniforme y cuando estén doradas por fuera, las sacamos a un plato con papel absorbente, para eliminar el exceso de aceite.
Preparamos la salsa friendo una cebolla muy picadita junto con un diente de ajo, Cuando esté dorada, añadimos la harina, freímos 1 o 2 minutos y echamos el vino blanco, lo dejamos cocer 1 minuto para que se evapore el alcohol y entonces añadimos el agua, el azafrán y el laurel. Esperamos a que hierva, corregimos de sal e incorporamos el perejil una vez fuera del fuego.
A la hora de servir, mezclamos las albóndigas con la salsa y emplatamos.
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