El escabeche es un método de cocción y conservación de los alimentos. Hay muchas variedades pero todas tienen en común un ingrediente, el vinagre.
Es un plato perfecto como entrante o aperitivo ya que ayuda a abrir el apetito, pero si acompañamos con arroz u otro cereal puede arreglarte un principal estupendo.
Para esta receta, es especialmente importante que elijas bien los ingredientes, unas alcachofas demasiado duras y crecidas pueden arruinar el plato por muy bien que las limpies.
En casa nos encantan las alcachofas, cocinadas de la forma que sea. Es verdad que da un poco de pereza limpiarlas bien y que se deshecha mucha cantidad, pero aún así compensa. Además, con la receta de hoy, puedes aprovechar y preparar un poco más de cantidad ya que se conserva en la nevera perfectamente una semana e incluso mejora al reposar.
Tiempo de preparación:
Tiempo de cocción:
Total:
Raciones: 4 personas
- 10 - 12 alcachofas.
- 2 zanahorias.
- 4 o 5 cebollitas francesas.
- ½ cabeza de ajos.
- 8 bolitas de pimienta negra.
- 3 hojas de laurel.
- 1 limón para limpiar las alcachofas.
- Harina para rebozar.
- 100 ml de vinagre de vino blanco.
- 250 ml de vino blanco.
- 350 ml de agua.
- 3 ramas de perejil fresco.
- Sal al gusto.
- Aceite de oliva para freír.
- Limpia las alcachofas eliminando las hojas externas y duras. Pela el tallo y corta las puntas duras.
- Corta por la mitad y sumérgelas inmediatamente en agua con el limón partido por la mitad y exprimido para que no se oxiden.
- Cuando estén todas limpias, sécalas con un papel de cocina, pásalas por harina y fríe cada mitad en una sartén con aceite de oliva hasta que se doren.
- Sácalas a un plato con papel absorbente y reserva hasta que nos hagan falta.
- En la misma sartén, si el aceite está limpio, dora los ajos enteros, las cebollas peladas y en cuartos y las zanahorias cortadas en rodajas gruesas.
- Añade el laurel y la pimienta negra. Incorpora de nuevo las alcachofas, el perejil fresco, el vino, el vinagre y el agua.
- Cocina a fuego fuerte un par de minutos hasta que comience a hervir y luego a fuego medio-bajo otros 25 o 30 minutos hasta que las alcachofas estén tiernas.
Cuando las limpies, ¡no seas tacaño! elimina las hojas duras que tengas que quitar, si dudas de si quitar una hoja o no quitarla, es preferible que lo hagas. Un resultado final óptimo pasa porque estén tiernas, blanditas y jugosas. Es muy desagradable que por dentro queden cremosas pero por fuera no te las puedas comer.
Si las alcachofas son tiernas, con quitar las hojas duras y eliminar bien las puntas debería ser suficiente. En caso contrario, tendrás que vaciar también con ayuda de una cucharilla o un parisienne el interior porque puede ser muy fibroso y basto.
El tallo también es comestible, no lo cortes. Pélalo, eliminando la cubierta dura, hasta dejar el interior más claro y tierno.
Tendrás que quitar y tirar casi tanto, o más, como lo que vas a aprovechar de la alcachofa, pero te aseguro que merece la pena.
La otra parte clave es evitar que se oxiden. Desde el momento en que cortas y pelas las alcachofas, comienzan a oscurecerse, por lo que si no quieres que se te queden con un color pardo oscuro tendrás que usar limón. Según las limpies, sumérgelas en agua fría con zumo de limón. O incluso puedes frotarlas con medio limón nada más cortarlas, es muy efectivo. También puedes frotarte las manos con el limón para que no se te queden manchadas (o usar guantes).
Como última recomendación, te sugerimos que las acompañes con un buen pan porque la salsa queda… ¡espectacular!
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